¿Cómo podía aquel señor seguir durmiendo con semejante barullo? Mi padre le puso una mano en el hombro y lo sacudió un poco. En ese momento, la cabeza se le cayó hacia un lado. ¡Vaya! Mi padre ya estaba haciendo de las suyas. Al igual que los demás, me quedé mirando a aquel hombre, petrificada. O aquel señor tenía el sueño muy, muy profundo o... O estaba muerto. Y ¿cómo estarías si te estuvieran apuntando con una pistola y descubrieras que junto a ti hay un individuo que lleva horas muerto? Pues así estaba yo también: Muerta de miedo.
Soy Priscilla Kraim, tengo casi doce años, y soy detective. Sí, sí, de esos que resuelven casos por muy difíciles y peligrosos que sean. ¿Quieres conocer mis aventuras?