El autor, además, articula sabiamente varios planos temporales, entre flash-back y saltos, primeros planos y fondo. Para el novelista, cuya mirada es esencialmente histórica, el origen del relato está en la confrontación de dos culturas que conviven en rencoroso conflicto: el episodio de una colonización interminable. De ahí que sus respectivos lenguajes aún mantengan sus viejísimas diferencias, presos de la repetición; el del uno es altanero y provocador; el del otro, humilde y necesariamente transigente. Son dos invariantes que se reencuentran en un tiempo circular.