El silbo gomero consiste, básicamente, en un sistema fonológico de seis fonemas o sonidos distintivos silbados (dos vocales y cuatro consonantes), con que se sustituyen todos y cada uno de los fonemas de las palabras de la lengua o las lenguas que hablan los silbadores, para hacerlas oír a grandes distancias (dos o tres quilómetros). Lenguaje, por tanto, sustitutivo, sonoro, oral, hablado (no cantado o musical), soplado (no aspirado), natural (no convencional) y articulado, muy práctico en la vida común de la sociedad campesina tradicional, porque evita desplazamientos por geografías tan accidentadas como las de las islas canarias de La Gomera y El Hierro, que es donde se usa. Su ingeniosa estructura interna y su rentabilidad práctica resultan de un extraordinario interés tanto para la fonología como para la lingüística general y la teoría de la comunicación.