En cada una de las palabras inscritas sobre el blanco espacio de este libro se esconden voluntad e inspiración, desaliento y empeño, regocijo y enfado, un tiempo del que la materialidad gráfica sólo es un pobre vestigio. La escritura de Por venir de la nada nace de una acción generosa, cuya razón de ser se agota en al consecución de una textura. No por ello el final de sus páginas implica terminación; al otro lado del texto, en el envés silencioso que es soporte de su planteamiento, Por venir de la nada conmina a lector a poner en juego su mundo de referencias y a dotar de sentidos lo artificiado.