Su relación matrimonial se ve alterada por las manías que desbordan su juicio y le lleva a torturar a su esposo Ramón a causa de su aspecto físico. Rivero Vivas, poseedor de un vocabulario precioso y desusado que dota a su prosa es de una gran originalidad rinde en este texto su peculiar homenaje al escritor levantino Gabriel Miró.