Sherlock Holmes había dado ya muestras de su genio en " Estudio en Escarlata " y en " El signo de los cuatro " , pero los lectores no se dieron cuenta de su genialidad. Entonces a Conan Doyle -¿a Watson?- se le ocurrió la brillante idea de pasear al detective por una serie de relatos cortos. Empezó publicándolos en la revista " Strand " en julio de 1891. En octubre, cuando solo se habían publicado tres historias, los editores le imploraban más aventuras de Holmes, el público agotaba las ediciones y Doyle subía sus tarifas. La presión del público era tal que antes de terminar los doce relatos que componen este volumen, el autor empezó a acariciar la idea de acabar con su criatura.