La acción nos traslada a Santa Cruz de Tenerife. Estamos en julio de 1797. Juan es un maestro herrero que ama su trabajo y lo realiza a conciencia. Es un hombre tranquilo que confía en la suerte y en su propio instinto para resolver los problemas que van surgiendo. En la fragua tiene el encargo más hermoso y perdurable de su existencia: la verja de la Alameda del Marqués, un trabajo que le dará renombre y constituirá un broche en su labor de artesano.
Pero nada es comparable a la alegría del primer hijo que está a punto de nacer.
Sin embargo, todo lo que constituye la vida y el mundo de este hombre, se ve amenazado en cinco días y Juan se convierte en protagonista forzoso de una gesta que nunca, ni en sueños, logró imaginar.